Tengo miedo a viajar a Nepal, tengo que confesarlo. Y lo hago porque se que a muchos de vosotros os da miedo viajar solos, o tan lejos. El miedo es un sentimiento peligroso. Uno puede quedarse dando vueltas pensando lo que podría pasar, y terminar por no hacer nada. A unas personas les da miedo que les puedan robar. A otras el avión, o no manejarse con un idioma. Cada uno somos diferentes. Yo voy a contarte los míos, para que veas que es normal sentirlo. Pero no debe detenernos.
A sólo 12 días de mi salida estoy asustado, y he dejado en el aire cosas que debo hacer antes de partir. He usado sin querer esa técnica tan infantil del avestruz que esconde la cabeza bajo la tierra. Pero la cuestión sigue ahí fuera, no enfrentarla no es la solución.
El viaje se me antoja como las impresionantes fotos del país: escarpado, trabajoso, complicado. Y espero que igual de bello y espectacular. El problema no es viajar sólo, ni que sea un país poco desarrollado. Para mí eso son alicientes…
Que voy a usar letrinas compartidas, que veré ratas correteando, que puedo tardar 11 horas de autobús para hacer tan sólo 300 km… Bueno, eso es algo que uno debe tener claro cuando viaja a estos países. Entonces, ¿qué ocurre? Pues lo que ocurre cuando se viaja de verdad.
-
Viajar cambia
El miedo a viajar es en realidad miedo a cambiar. Porque sí, viajar cambia.
Mi viaje a Bali del año pasado fue muy diferente. Fue una luna de miel conmigo mismo y con el mundo. Los cambios que sufrí fueron amables y positivos, todo fue fácil.
Sin embargo alguien que tenga los ojos abiertos, descubre pronto que hay una realidad más allá de lo mucho que está uno disfrutando entre playas salvajes, atardeceres increíbles, arrozales que quitan el aliento, etc. Y yo no quiero ser como esos viajeros que saltan de país en país, de realidad en realidad sin analizar nada… Como si el mundo fuera un enorme parque de atracciones.
El mundo está lleno de maravillas, claro que sí. Pero como todo en la vida, hay sus glorias y hay sus dramas. Y si quieres conocer la carretera, tienes que andar los dos sentidos.
Darse cuenta de eso fue lo que me decidió a buscar un viaje más comprometido para este año. Y lo he hecho, obligándome a mí mismo a ponérmelo un poco más difícil para “distraerme” menos. Voy a colaborar con Trip Drop en Katmandú y lo que surja. Y me da miedo las consecuencias que pueda tener.
-
La jaula dorada
En Occidente vivimos en una “jaula dorada”. Tenemos nuestros problemas claro, y nuestras propias circunstancias. Pero los “problemas” cotidianos de aquí, no son realmente tan importantes. Déjame explicarme.
Imagina unas emergencias de un hospital. Hay dos entradas a la vez: una persona con un gran malestar y dolor de cabeza, algunas décimas de fiebre. Y otra con síntomas parecidos. El primero resulta que sólo tiene una fortísima gripe. El segundo, sufre una reacción adversa a su tratamiento contra el cáncer.
¿Vamos a darle la misma importancia a los dos casos, porque tienen molestias parecidas? No señores. No es lo mismo la gripe que un cáncer. Y algo así es lo que pasa con nuestros “problemas” de occidentales. Son reales, son molestos, pero no hay punto de comparación…
No debemos darnos tanta importancia ni agobiarnos tanto. De verdad, somos privilegiados. No hay necesidad de dramatizar… Y a pesar de nuestras fiebres y nuestro malestar, hay otras realidades que sí que necesitan atención prioritaria. Y eso es lo que me da miedo de viajar a Nepal.
-
¿Por qué el miedo a viajar?
Me da miedo regresar para sentir que aquí no pinto nada. Que me llena más ver gente luchando por comer una vez al día, que ver la lucha de compañeros por tener un mejor puesto en la empresa. Me da miedo que se rompa mi acomodamiento a una rutina y un sueldo fijo, aunque sea mediocre. Me da miedo que me impresione tanto lo que vea y viva, que me cree un conflicto con la rutina de aquí.
Este no es un viaje de vacaciones, ni para desestresarme. Claro que voy a hacer turismo, y ver cosas, y todo lo amable de viajar. Pero también voy a ver la realidad local, parte al menos, y a tener los ojos muy abiertos.
Y me da miedo porque en parte ya cambié el año pasado…
-
Y ¿entonces?…
Pero a pesar del miedo a viajar a Nepal, me voy. Con todas mis dudas y mis faltas de preparativos. Me voy.
Y que sea lo que tenga que ser. ¿No estamos vivos? Pues a vivir. Ya tendremos tiempo de descansar cuando llegue la Pelona , que a esa no le hace falta que la invite nadie. Viene ella sola.
Pase lo que pase, aunque asuste. Esto no es una competición de a ver quién es más valiente, ni quién hace el papel más aplaudido. Mejor ser algo ridículo pero moverse, que quedarse estancado con toda tu dignidad. Vuelve a tener todo el sentido una de mis frases favoritas y que quizás conozcas de la página sobre mí:
[blockquote align=»none» author=»Thoreau»]…Para no descubrir, cuando fuera a morir, que no había vivido.[/blockquote]
Con todo mi miedo a viajar, con todo mi miedo a cambiar, me voy a Nepal.
Deja un comentario