El Indra Jatra o Yenya es el festival más importante del Valle de Katmandú, aunque también se celebra en partes del Terai. Tiene lugar a finales del monzón en base a calendario lunar, por lo que no hay fecha fija. Pero suele coincidir con la luna llena del mes de Septiembre.
Dura ocho días en los que se suceden ofrendas, procesiones, bailes tradicionales y sacrificios. Con una apretada agenda y varias ceremonias en diferentes días, el mejor enlace que he encontrado para saber fechas y dónde es en Wikipedia. Aunque esté en inglés podéis traducirlo con Google, no he encontrado una información tan detallada en español.
-
La sorpresa del viajero.
El viajero (servidor) llevaba horas caminando perdido. La noche le había sorprendido en barrios y calles que no sabía ubicar en el mapa. Por más que giraba intentando que la flecha del navegador apuntara hacia adelante, los fallos de red jugaron una mala pasada y acabó dando vueltas a una hora del centro de la ciudad, al otro lado del río.
Cuando por fin consiguió orientarse, descubrió para su sorpresa que había llegado a Freak Street. La Plaza Durbar relucía en la noche con potentes focos que iluminaban la explanada ante el Palacio Real. Y una marea enorme de gente la recorría. «Katmandú es agitado, pero esto no es normal…» El viajero se acercó y al ver que los puestos de cobro estaban cerrados, se decidió a meterse en el bullicio, a pesar del cansancio y el estrés de haber estado perdido durante horas, para ver qué pasaba.
El campo de visión se fue estrechando hasta convertirse en una sucesión de cabezas, bocas sonrientes y brazos como ráfagas. La potente luz se fue perdiendo y entre todo el ruido comenzó a distinguirse una música. Metálica, estridente, repetitiva… El viajero se fue abriendo paso poco a poco entre la marea siguiendo los sonidos. Conforme se acercaba a Hanuman Dhoka, la oscuridad era cada vez mayor. Y de repente apareció el dios…
Un dios vestido de amarillo y máscara dorada, con un enorme tocado de cabellos negros y blancos. Apareció tan de repente que el viajero estuvo a punto de chocarse de bruces. Tras él las personas encargadas de guiarlo para no arroyar a la multitud, y otros dioses-demonios de distintos colores siguieron su camino llevados rápidamente por guías agarrados de sus codos.
El dios agarró la aparatosa máscara y el tocado y consiguió con ayuda desprenderse de él. Ya no era un dios danzante. Como suele ocurrir con los dioses, detrás no había más que un humano que le daba vida.
-
Una fuerte impresión
Sin lugar a dudas lo me que dejó más impresionado de todo lo que vi en el festival, fue la cuestión de los sacrificios. Además no era uno cualquiera, se debía tratar de un favor concedido muy grande o de alguien adinerado, pues se sacrificó nada menos que un buey. Por suerte cuando llegué ya había sido decapitado y no vi la muerte en directo, pero aún así fue un impacto.
Como europeo he sido educado en una tradición cristiana, donde los sacrificios y ofrendas de sangre son impensables. Y ver de repente que son reales, que la sangre sigue siendo en determinadas tradiciones una moneda de cambio para mostrar agradecimiento o pedir favores, es algo muy chocante.
No lo juzgo, no quiero que se me malinterprete. Es su país, su religión y su creencia, pero desde luego ver la sangre a los pies de la máscara y la cabeza cortada del animal, es algo que no había visto en mi vida.
-
Las danzas del Indra Jatra
No soy de esas personas que reniegan de sus tradiciones como algo pueblerino y trasnochado, para salir corriendo maravillado para ver una «costumbre ancestral» de otro país. Tan válido me parece un fandango de nuestra tierra como el Kecak de Bali. Y no tengo problema, al contrario, en asisitir a un festival folclórico, sea en mi tierra (El puente de la Virgen en Huéscar, Granada.) o en Nepal.
En el Indra Jatra se celebran numerosas danzas en diferentes días, muchas de ellas realizadas por personas de pueblos vecinos específicos (sólo ellos realizan ese baile) o incluso, miembros de castas determinadas. Cada una tiene su porqué y su significado, desde bailes religiosos a simplemente festivos, o con efectos medicinales. Por ejemplo la danza Devi Pikhan se supone que calma a los afectados de diarrea… Mete tu a un afectado de diarrea en una jota de las nuestras… ¡Te arruina el espectáculo! ja ja ja.
Lo cierto es que ver esos bailes, con los trajes, las máscaras, la música… La gente apiñada en el Katmandú viejo, medio a oscuras, te hace transportarte un poco en el tiempo. Y a quién no le gusta viajar en el tiempo.
-
Las máscaras en el Indra Jatra.
Durante el festival, se colocan varios altares en determinados puntos de la ciudad en los que reciben culto máscaras de dioses y demonios. Principalmente representan Bhairavas, demonios que son la manifestación destructora y terrorífica de Shiva. Existen 64 de ellos agrupados en 8 categorías, que custodian las 8 direcciones del Universo.
Estamos en Oriente, recordad el yin y el yan. Nada es completamente bueno ni malo, como en la tradición judeo-cristiana. Todo está mezclado, y los mismos dioses que bendicen y crean, también maldicen y matan. Son distintas facetas de una misma realidad.
En estas fechas se pueden admirar las máscaras que se exponen sólo para esta festividad. La más popular se muestra en la Plaza Durbar, la terrible, enorme y bellísima máscara de Sweta Bhairava. También es espectacular el altar montado para Akash Bhairava en Indra Chok, en el Viejo Katmandú.
-
Un poco de historia.
El festival Yenya engloba en realidad dos festividades:
-
Indra Jatra: Creado en el S. X por el rey Gukanamadeva para conmemorar la fundación de Katmandú, y
- Kumari Jatra: el festival de la Kumari, la diosa niña viviente de Katmandú, creado en 1756 por el rey Jaya Prakash Malla.
La leyenda de Indra.
Indra es el rey de los cielos en la religión hindú. Cuentan que bajó al Valle de Katmandú vestido como un pobre, para recoger jazmín nocturno, que le había encargado su madre Basundhara pues las necesitaba para un ritual. Los campesinos del pueblo de Maru lo vieron y, tomándolo por un ladrón, lo apresaron y lo llevaron atado a la plaza del pueblo.
Los días pasaron y su madre, desesperada, bajó al valle y comenzó a buscarlo sin descanso. Este episodio se conmemora con la procesión de Dagin. También el elefante de Indra, enfurecido y triste por la ausencia de su dueño, lo buscó ansioso dando origen al personaje y baile de Pulu Kisi.
Cuando los campesinos se dieron cuenta de que habían apresado al mismísimo rey de los cielos, lo liberaron inmediatamente. Y la diosa Basundhara, agradecida, prometió lluvias que fertilizaran la tierra para que los campesinos nunca pasaran hambre. Y por eso se celebra el festival al finalizar la época de lluvias, el famoso monzón.
Espero que os haya gustado y os pique la curiosidad por visitar Nepal, especialmente para el Indra Jatra. Y como siempre os animo a que me digáis qué os parece.
Deja un comentario