La pintura de un monasterio tibetano es uno de los elementos que más llama la atención, cubriendo cada centímetro de la sala de oración. Los colores, las escenas, figuras, mandalas… elementos que, como la mayoría desconocemos sus porqués y significados, se nos antojan llenos de misterio.
A veces durante un viaje hay suerte y uno se topa con algo especial. Bueno en realidad no es suerte, hay que estar ahí; este tipo de cosas te pasan cuando haces determinado tipo de viajes. Pero sigue siendo especial que ocurran estos encuentros.
La prospección al valle de Tsum en Nepal, que compartí con Jose y con Francisco, nos dejó muchos momentos. Uno de ellos para mí fue este encuentro con un joven maestro de pintura sagrada, que estaba con todo su equipo pintando un gompa, un monasterio budista tibetano.
Así que he pensado en compartirlo con vosotros para que veáis historias que ocurren dentro de los viajes que propongo; y para que conozcáis el proceso de pintado y ver el interior de un gompa.
Espero que os guste y por supuesto, me encantará recibir vuestras dudas o comentarios. Para empezar este viaje, os presentaré primero el pueblo donde encontré al joven maestro.

Chumling, valle de Tsum. 3.100 ms.
Llegar hasta Chumling no es un paseo, pero merece la pena totalmente. Es tan pequeño que ni siquiera consigue desparramarse por el falso llano en el que se encuentra, enmarcado entre el precipicio que baja hasta el río, y las formidables subidas a los cincomiles circundantes. Una localización dramática y espectacular, como se espera de los Himalayas. Comenzamos a pasear entre muros y suelos de piedra que parecen salir directamente de la tierra, formando calles.
Un pequeño promontorio hace las veces de punto de referencia y lugar sagrado, tan auténtico que parece un decorado. Una kani, varios chortens, un pino flaco y altísimo y un gompa abandonado se encaraman en la parte alta. Un casco histórico en miniatura y medio derruido, bello y sencillo, aguantando los embates de vientos y nieves. Pero si el monasterio viejo está fuera de uso, ¿dónde está el del que nos han hablado? Miramos alrededor y distinguimos el edificio que puede ser, más allá de unos bancales arados, pardos en esta estación seca.
Al alcanzarlo nos llevamos la sorpresa de que se está pintando. Uno de los pintores bromea con nosotros encaramado en la galería alta de la fachada, poniéndose una máscara en la cara y jugando a aparecer y desaparecer tras el pilar de carga. Comienzo a hacer alguna foto tímido y alguien avisa a un joven que estaba absorto en su trabajo. Deja sus cosas y se me acerca, empezando a hablar en un inglés más que correcto: es el maestro pintor.
Tras presentarse me pide por favor que fotografíe el trabajo que están haciendo. Me da permiso para deambular libre y fotografiar todo lo que quiera, a cambio de enviarle material para la página web que quiere hacer. Yo me siento como un niño al que le regalan una bolsa de caramelos y me quedo allí, disparando entre las sonrisas tímidas de los pintores. A veces durante un viaje hay suerte y uno se topa con algo especial...
Glosario
Chorten: monumento funerario tibetano derivado de la estupa. No presenta decoraciones externas y puede ser un enterramiento particular.
Gompa: sala de meditación (y por extensión monasterio) del budismo tibetano. La importancia de un gompa se otorga por su poder espiritual, y no por su tamaño.
Kani: puerta sagrada, suele ubicarse en pueblos y/o caminos.
La pintura de un monasterio tibetano en 5 pasos.
Un lama geshe (el que ha completado la totalidad de años de estudio) 1debe determinar el programa iconográfico: qué escenas y figuras y dónde
se van a colocar.
1 Un maestro de pintura sagrada pasa varios años estudiando no sólo arte, sino teología e iconografía de manera que sabe perfectamente lo que tiene que hacer: qué colores utilizar, que figura corresponde y cómo se representan.
Una vez aprobado el diseño, se puede empezar a trabajar en las paredes.
2 Las representaciones importantes se hacen sobre una preparación blanca, donde se traspasa el diseño y se marcan los contornos. Esta imprimación es importante pues a menudo los interiores están forrados de tablas de madera, y no deben aparecer grietas en las juntas. Cuando todo el dibujo se ha perfilado, se puede empezar a dar color.
Cada pintor del equipo tiene su especialidad y misión, dependiendo de su experiencia y la calidad de su trabajo.
3 Los maestros de pintura sagrada deben saber cómo hacer sus pigmentos y qué colores son los adecuados. Más que una pintura se aplica un tinte de base acuosa, lo que permite trabajar en degradados y valores. Según esté más disuelto o concentrado, el pigmento da diferentes tonos e intensidades.
No son frescos, el soporte debe estar seco antes de comenzar a dar color.
4 Sobre las bases iniciales se van añadiendo capas y capas, trabajando la transparencia y transiciones de color, hasta que está completado. El resultado final es una pintura muy suave con los difuminados muy conseguidos, aunque se acerque uno mucho a mirar. Decenas de figuras llenan el espacio hablando de la humano y lo divino, de la lucha en el camino de la iluminación. Y de los espíritus, dioses/demonios y budas que propician o dificultan su búsqueda.
5 Los elementos decorativos se solucionan con otro tipo de pintura directamente sobre la madera preparada. Aunque en algunos casos se trabajan texturas y relieves que enriquecen la obra, como en estas puertas antiguas en el gompa de Mu.
Dioses, demonios y budas. Algunos apuntes sobre quién es quién en las pinturas.
Si entender el universo budista es complicado, la cosa se pone todavía más dura en el budismo tibetano. Por eso no quiero marearos ni bombardearos con una lista de nombre y conceptos, sino dar algunas pinceladas que ayuden a entender lo que se ve en la pintura de un monasterio tibetano. Una explicación muy básica y seguro que con más de una metedura de pata, pero así son las explicaciones básicas, ¿no?.
UNIDAD. No es que todo tenga su cara y su cruz, es que la cara y la cruz son una misma cosa. Por cada manifestación positiva hay su equivalente negativo y viceversa, a veces entremezclados. Un dios puede ser malhechor y un demonio benefactor, las cosas no están tan claras, como en la vida misma. Por eso el budismo tibetano tiene tantísimas representaciones de figuras diferentes.
No todos los budas son "Buda".
En Occidente solemos creer que solo hay un buda, Siddharta Gautama, que dio origen al budismo. Pero “buda” es un término que se refiere al ser iluminado, no a un personaje concreto. El conjunto de creencias del budismo no nace con este personaje histórico, ya había budas y bodhisatvas. Unos son personajes históricos, otros son alegóricos para poder hablar de realidades espirituales. Buda es un concepto, un ser iluminado que ha trascendido, y por lo tanto hay diferentes budas. El de la imagen por ejemplo no es Siddharta,(Sakyamuni en tibetano) sino otro del que hablaremos más adelante.

Los dioses no son "Dios".
El budismo en general acepta los dioses, pero no se les otorga ese carácter todopoderoso, infinito y omnipresente de las religiones monoteístas. Se puede ser agnóstico o ateo incluso, y aceptar el camino de elevación espiritual que propone y vivirlo como una filosofía. Los dioses, demonios y espíritus son existencias más, igual que existe un tigre o una montaña. Interactúan, están ahí, con sus poderes, pero nada más. No son definitorios ni excluyentes, aunque forman parte de la realidad budista y del camino espiritual.
Por eso hay dioses comunes y otros particulares de las diferentes escuelas, o lugares que son sagrados tanto para budistas como para hinduistas. En el tibetano por ejemplo, hay dioses locales dependiendo del valle o zona que se esté.
Los demonios no son " el Demonio".
Ni siquiera tienen que ser negativos, hay demonios bienhechores y que favorecen a los humanos. Son seres poderosos ligados a la acción, a la consecución de cosas. El poder del coraje, de la ira o incluso de la violencia pueden ayudar al practicante a obtener una victoria en su camino a la iluminación. Por eso se les representa como aterradores, porque son fuerzas vivas, desatadas y muy poderosas. Pero no os dejéis engañar por su aspecto, como todo en el budismo tiene su reflejo negativo y su correspondiente positivo.

La unión mística en versión demonios.
Guru Rimpoche.
Su imagen preside mucho gompas, apareciendo también en las pinturas murales. Conocido como el segundo Buda, es seguramente el más venerado por el budismo tibetano. Se le reconoce por su bigote y su mosca, sentado en posición del loto y con su báculo rematado por el trisuli (el tridente de Shiva). Es un personaje histórico, el principal introductor del budismo en Nepal y Tíbet en el s.VIII dC. En sánscrito se le conoce como Padmasambhava. Fue el autor del "Libro tibetano de los muertos".
Milarepa.
Otro personaje histórico que vivió a caballo entre los ss. XI y XII dC. Nacido en Tíbet, antes de iniciar su camino de iluminación practicó la magia negra y causó la muerte de decenas de personas. Se dice que es el único buda que consiguió el estado de iluminación en una sola vida. Se le reconoce por llevar ropas de eremita, con el hombro al descubierto y una mano en su oreja como si estuviera escuchando.

Galería de gompas.
Es un privilegio poder contemplar desde dentro el proceso de creación de algo. Encontrar al joven maestro y su equipo fue una experiencia inesperada que atesora. Viajar lento, favorecer la interacción con lo local, visitar lugares apartados... Todo esto ayuda a crear un viaje inolvidable y entender mejor la cultura que se visita, como aprender sobre la pintura de un monasterio tibetano.








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