Pues en realidad el mirador del fin del mundo debería llamarse “los miradores”, pues son varios los puntos con espectaculares vistas. Se encuentran además repartidos en tres términos municipales diferentes, todos ellos en la comarca de Guadix y muy cerca de la ciudad, lo que los convierte en una excursión casi obligada.
Se han convertido, al igual que el desierto de Gorafe, en la imagen más conocida del Geoparque de Granada aunque lo cierto es que este geoparque Unesco es mucho más grande y alberga paisajes y ecosistemas diferentes. Pero centrándonos en nuestra visita de hoy, vamos a descubrir este escenario y las sorprendentes vistas que lo han hecho famoso.
¿Qué es el mirador del fin del mundo?
Se trata en realidad de una llanura elevada que divide el valle del Alhama de la hoya de Guadix. Su privilegiada situación y vista sobre las cárcavas y valle del río, lo hacen un punto idóneo para entender cómo se formó el geoparque de Granada. No debéis confundir esta zona con el desierto de Gorafe, aquí las cárcavas formadas son más pequeñas y afiladas; en Gorafe y los Coloraos las dimensiones son brutales tanto en extensión como en verticalidad.
La llanura es en realidad un glacis cuya cota muestra el nivel original del suelo hace más de un millón de años, mientras que las cárcavas, valles y barrancos fueron formados por la erosión del agua a lo largo del Cuaternario. Se ha hecho muy popular el término “badlands” para referirse a estas tierras aunque eso es más correcto en otras zonas del geoparque, de extensión mucho mayor. Aquí es más como barrancos ramificados muy pegados entre sí.
Existen varios puntos con vistas maravillosas, no os quedéis en un único lugar y patead el entorno. Hacia el lado de Guadix en el norte, hay algunos cortados profundos donde puede verse el proceso natural de formación de las cárcavas. Proceso natural que inspiró a los romanos creando la técnica minera del “ruina montium”.
Todas las explicaciones sobre la formación de estos paisajes y sus característicos tonos rojos y ocres, la forma de vivir tradicional que favoreció en casas-cueva e incluso, oficios artesanales vinculados a la composición de las tierras como la alfarería, hace que merezca la pena hacer una ruta guiada. Si te interesa puedes contactarme para recomendarte un guía local.
¿Por qué os hablo de los miradores en plural?
Porque al ser una planicie elevada, son muchos los sitios con vistas. El más conocido es el de Beas de Guadix, pero miradores del fin del mundo hay también en el término de Purullena, pueblo vecino, así como en el Marchal, donde está el monumento natural de las cárcavas de El Marchal.
Todos estos pueblos se encuentran en el valle del Alhama, pero también se puede acceder por pistas de tierra y caminos agrícolas desde la misma Guadix. Así que hay multitud de visitas complementarias que podéis hacer. Si queréis sugerencias, pinchad los enlaces del texto que encontraréis en la introducción.
Un paisaje diferente.
Si me aceptas sugerencias, te diría que para disfrutar al máximo la belleza de estas tierras tan peculiares es mejor ir o bien temprano, o al atardecer. Los tonos de la tierra se potencian con el color de la luz en esas horas, y la inclinación del sol hace que las sombras sean más profundas sacando toda la textura a las afiladas cárcavas.
Y mejor en primavera u otoño cuando los tonos terrosos contrastan con el blanco de Sierra Nevada al fondo. En días medio nublados los juegos de luces y la puesta de sol llegan a formar vistas realmente inolvidables.
Pero lo bueno de los sitios con tanto carácter es que se vaya cuando se vaya, siempre hay un paisaje que emociona.
Cómo llegar al mirador del fin del mundo.
Como ya os comenté hay muchas opciones, pero si no sois de tirar de navegador y explorar o andar demasiado, quizás el acceso más fácil sea el de Beas de Guadix. Para llegar a este pueblo hay que ir antes a Purullena, con entrada desde la A92 norte Granada-Murcia.
Una vez en Purullena encontraréis un desvío señalizado indicando la dirección a Beas y El Marchal entre otras. Sólo hay que seguir las señales y una vez lleguéis al desvío de Beas, hay señalizada una pista asfaltada que dice Mirador de fin del mundo.
Pasado el río la pista se estrecha bastante y en plena cuesta es muy difícil que puedan pasar 2 coches si se encuentran, así que lo más sensato es aparcarlo abajo y hacer la subida a pie.
Una más de las visitas a esta fascinante comarca de Guadix de las muchas posibilidades que hay. No olvidéis comentarme si vais y contarme qué os ha parecido este famoso mirador del fin del mundo.
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