¿Un resumen de la ruta del Gollizno? Fácil de seguir, corta y entretenida; esos son quizás sus mejores puntos, el ofrecer un agradable paseo (quitando la subida de vuelta, que ahí se suda jeje) de 3 h. aproximadamente. Un complemento perfecto a la visita de Moclín.
Por supuesto tiene valores paisajísticos, como las vistas sobre la Vega de Granada y Sierra Nevada en su inicio, el tramo encañonado del río Velillos, o la espectacular vista del recinto amurallado de la villa, al finalizar en la Ermita de San Antón. Se puede completar con la visita a las pinturas rupestres de Corcuela, bajo los tajos del castillo; aunque se encuentran muy deterioradas.
Un paseo agradable apto para cualquiera: divertido para los niños en la zona de las pasarelas y puente colgante del Tajo de la Hoz, y con un retorno pronunciado que sirve para hacer esfuerzo. La vuelta es empinada y sostenida, una pequeña paliza. Así uno tiene una excusa perfecta para acabar en la plaza de Moclín, tomándose unas cervezas y comiendo raciones, jeje.
El inicio: Granada a tus pies.
Salimos del mismo pueblo siguiendo las indicaciones del sendero, que está muy bien señalizado todo el camino. En cuanto desaparecen las casas, tenemos las preciosas vistas que abarcan hasta Sierra Nevada, con buena parte de la Vega de Granada a nuestros pies.
Esta visión privilegiada sobre el territorio más fértil del antiguo Reino de Granada, fue lo que hizo de Moclín una de las plazas fuertes más importantes del sultanato nazarí. De hecho desde la misma Granada, es visible la fortaleza de Moclín y la brecha del Tajo de la Hoz. Una pieza estratégica para la defensa de incursiones desde los reinos cristiano vecinos de Jaén y Córdoba.
El sendero está rodeado de campos de olivos y almendros y baja pronunciadamente hasta Olivares, un pequeño pueblo al que no llegamos a entrar. Hemos llegado a la cota del río y ya nos queda seguir su curso, en la parte más bonita del sendero.
Los Tajos de la Hoz.
En primavera e invierno lo veremos con más caudal, este río de frecuentes pozas y pantanetas que retienen sus aguas y le dan un color verdoso. Y en otoño como es natural, los álamos y perennes de ribera le dan un precioso colorido.
Avanzando por esta parte llegamos a lo mejor del sendero, la parte del tajo. Una hoz encajonada a la que hay que acceder por un puente colgante, y que se muestra en una impresionante pared cortada en roca, con caídas del agua del cauce. Momento foto asegurado, jeje.
Tras el puente hay una serie de pasarelas ancladas a la roca, que nos llevan sobre el cauce de nuevo a la ribera. En invierno es una parte muy fría y húmeda, con escarchas y heladas que pueden aguantar todo el día ya que es una umbría. Así que cuidado con los resbalones. Pero en días calurosos esta parte es un descanso del sol y las temperaturas, acompañados del frescor del cauce y la vegetación.
Es la zona donde más puede entretenerse uno, si apetece relajarse o simplemente sentarse en alguna parte más retirada a disfrutar de la tranquilidad. Porque el sendero vuelve a subir enseguida, buscando recuperar la altura perdida.
El Río Velillos.
Afluente del Cubillas, este río también conocido como Frailes, tiene un cauce muy estacional. A su paso por la Hoz presenta algunas riberas de arena, formando un típico bosque de galería en el que abundan los chopos, olmos, granados, zarzas y otras especies típicas.
También hay varios tipos de plantas medicinales como la cola de caballo, angélica, hierba de San Juan o diente de león.
En cuanto a las aguas, cuentan con una característica presencia de algas en su cauce hasta la pantaneta, donde adquieren un color más turbio y lechoso. Seguramente debido a la gran cantidad de limos que arrastra y la fuerte carbonatación que presenta.
Terminando la ruta del Gollizno.
Salimos del ambiente de ribera y comienza una buena subida que nos devolverá a las faldas de la villa. El empinado retorno se hace entre manchas de olivos y pinares, y continuos saludos al resto de paseantes que nos encontraremos en esta popular ruta.
Si queréis hacer una parada para comer el bocata, hay una zona con bancos de piedra en la Fuente de Corcuela; otro punto popular de fotos porque el caño de agua es conducido por el suelo a través de un dibujo en espiral en el suelo. No es que tenga nada especial, pero a la gente le gusta, ya está. Ja ja.
Cerca de este punto está la indicación al desvío hacia las pinturas rupestres, pero eso ya depende de las ganas de andar que tengáis. No es que tome mucho llegar, pero como ya os dije no se encuentran en muy buen estado (como suele ser habitual en este tipo de pinturas al aire libre; aguantar tantos miles de años ya tiene mérito, ¿no?).
Y si no os desviáis pues nada, despacito y buena letra y a disfrutar de las partes entre manchas de pinar. Este tramo es el que más sensación da de sendero de monte, porque el camino transcurre la mayor parte de tiempo entre campos de cultivo y olivar.
Tras el último empujón se llega a la Ermita de San Antón, con una panorámica privilegiada del recinto amurallado y la fortaleza de Moclín. Momento de contemplar las vistas y enfilarse hacia la plaza a disfrutar de unas merecidas tapas.
Información práctica.
Nombre: Ruta del Gollizno PR-A 84.
Cómo llegar a Moclín: se encuentra en la Carretera Granada-Córdoba, a 36 km. de la capital.
Dificultad: fácil.
Esfuerzo físico: moderado. La ruta no es exigente en general pero la subida tiene su trabajo; hay que tenerla en cuenta, sobre todo si se va con niños menores de 8 años o personas de edad más avanzada.
Distancia: 8 km.
Tiempo: en 2´5 o 3 horas se hace sin problema.
Desnivel acumulado: 621 m.
Si buscáis naturaleza quizás éste no sea el sendero más adecuado, al transcurrir pegado a pueblos y entre tierras de cultivo. Pero tiene vistas preciosas, un espectacular entorno por la hoz de un río, y la sombra de la impresionante fortaleza de Moclín y sus murallas.
Motivos más que suficientes para acercarse a recorrer la Ruta del Gollizno. ¿La has hecho?
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